miércoles, 1 de mayo de 2013

China busca la independencia digital apostando por el Open Source

Pablo Ampuero Ruiz | 24-04-2013 - 13:09:54

En las últimas semanas, el mundo tecnológico chino se ha movido con fuerza. China continúa en su esfuerzo de conquistar su independencia en sistemas operativos, tanto para dispositivos móviles como para plataformas de escritorio. En ese proceso, salieron sacrificados Google y Apple, uno por tener el monopolio en móviles y tabletas, y el otro por no respetar las políticas para los consumidores chinos, mientras que se anunció la creación del próximo sistema operativo ideado especialmente para China.

A inicios del mes pasado, el Ministerio de Industria y Tecnologías de Información (MIIT, por sus siglas en inglés) publicó el Libro Blanco sobre Internet, donde detalla la actual situación del inmenso mercado de tecnología y red móvil en China. Entre los varios puntos detallados, el que más revuelo causó en los portales especializados es la amenaza que el Ministerio ve en el acelerado crecimiento del sistema operativo Android, que, para el tercer cuatrimestre de 2012, registró un dominio del 72.4% del mercado local. Es decir, más de 140 millones de dispositivos.

La cuestión no es sólo el monopolio en el mercado de smartphones y tablets sino la desconfianza que siente el Ministerio por este sistema operativo, pues precisamente su dueño, Google, dejó el país en 2010 en medio de una polémica contra las restrictivas políticas de internet impuestas por Beijing. En consecuencia, el Ministerio ha llamado a los desarrolladores chinos a innovar y proponer sus propios y autónomos sistemas operativos que, bajo el alero del Estado, permitan liberarse de la dependencia de compañías extranjeras.

El segundo golpe vino en el prime-time del 15 de marzo. CCTV, la estación nacional de televisión, emitió su especial anual de periodismo de investigación en ocasión del día mundial de los derechos del consumidor. Gran sorpresa trajo que la víctima de este año no fuera alguna cadena de comida rápida cuestionada por sus prácticas antihigiénicas, sino que una compañía de tecnología: Apple Inc. El reportaje apuntó a la discriminación que aplica la compañía contra sus consumidores chinos al imponer políticas de garantía que difieren de la “filosofía” y consideración de Apple en otros mercados. “¿Acaso Apple no está aquí ganando el dinero de los chinos? Al reemplazar su dispositivo fuera de China, ellos le darían una nueva cubierta trasera gratis, pero no lo cambiarán cubiertas traseras para los chinos. ¿Por qué los consumidores chinos son tratados peor que en otros lugares? Esto es muy injusto”, explicaba el documental.

La acusación contra Apple aparenta ser parte de la estrategia emanada del Libro Blanco sobre Internet Móvil, donde se convoca a las compañías chinas a desatarse de la dependencia de sistemas operativos extranjeros y promover la innovación en software nacional. Precisamente fue del evaluar las prácticas de compañías extranjeras que se reveló que Apple no respeta las normativas nacionales en reparación y devolución de productos.

El ambiente en Weibo, microblog chino, se puso álgido al instante. Se levantaron muchas voces críticas a Apple, pero también al gobierno chino, ya que a los 20 minutos una vez iniciado el reportaje, Peter Ho, cantante y actor con 5 millones de seguidores en el servicio, publicó: “¿Apple ha jugado tanto trucos en el servicio al consumidor? Como un seguidor de Apple, me siento estafado... ¿Lo que has hecho es digno de Steve Jobs? ¿Digno de aquel chico que vendió uno de sus riñones? ¡Te ríes de los consumidores sólo porque eres grande! Publicarse alrededor de las 8:20.”

Precisamente esta última frase desató el escándalo sobre supuestas contrataciones de CCTV a personas destacadas en Weibo, para conducir la discusión en el foro digital. A la postre, Peter Ho salió a desmentir el rumor acusando que su cuenta había sido hackeada. Si bien, por un par de días pareció que a CCTV le salió el tiro por la culata con su reportaje, la discusión sobre las políticas de garantía y servicio de post-venta continuaron, tanto en los medios oficiales como extraoficiales. El resultado, dos semanas después de emitido el programa, Tim Cook, CEO de Apple, publicó una inédita disculpa pública a los consumidores chinos y emitió nuevas normas de garantía para el país.

La tercera noticia pasó un poco más desapercibida, precisamente porque aún no se sopesa su relevancia. En el boletín del 21 de marzo, Canonical, empresa creadora y sustentadora del sistema operativo Ubuntu (http://www.ubuntukylin.com/), anunció que el Centro de Promoción de Software y Chip Integrado (CSIP, por sus siglas en inglés) publicó una nueva arquitectura de referencia para sistemas operativos chinos, eligiendo a Ubuntu como la base de dicha arquitectura (http://www.canonical.com/content/canonical-and-chinese-standards-body-announce-ubuntu-collaboration), que promete proveer un sistema operativo flexible, abierto, masivo y estandarizado. Adicionalmente, el CSIP, Canonical y la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa (NUDT, por sus siglas en inglés) han abierto el CNN Open Source Innovation Joint Lab en Beijing, donde se han reunido a ingenieros de las distintas instituciones para crear una versión china de Ubuntu para escritorio y cloud. El nuevo sabor de Ubuntu se llamará Kylin, haciendo alusión al qilin 麒麟 de la mitología china, y será lanzado este mes junto a la versión internacional de Ubuntu 13.04.

El aviso de Canonical suena muy críptico, por lo que es preciso desentrañar su sentido y significado. La adopción de una nueva referencia de arquitectura para desarrollar un sistema operativo local, significa que China busca establecer una norma común para el desarrollo, promoción y uso de un determinado sistema operativo. Esto no significa que se proscribirán otros, sino que se invertirá en investigación y desarrollo de uno, y posiblemente se normará su uso en instituciones públicas. En esta oportunidad, el MIIT ha apostado por Canonical, una empresa creada en 2004 en Gran Bretaña por el sudafricano Mark Shuttleworth para promover el sistema operativo Ubuntu y otros programas y soluciones Open Source (código abierto).

Lo central en la cooperación entre Canonical y el MIIT no es solamente el diseño de un sistema operativo “con características chinas”, sino también, para Canonical, la posibilidad de posicionar Ubuntu como un producto masivo, desarrollar su propuesta de entorno gráfico “Unity” y explotar las posibilidades en la innovación en software especializado para Kylin que posteriormente podrá expandirse a otros sabores o distribuciones.

Ya se ha anunciado la integración de Baidu Music al dash de Unity y de WPS Office en el repositorio oficial, así como podríamos esperar anuncios de Tencent o Sina, para el desarrollo de sus propias aplicaciones, tan populares en el país. A la postre, la promoción del software libre permite estrechar la brecha de acceso a la información, poniendo a disposición equipos exentos del pago de licencias de uso, sin mermar en la calidad del sistema operativo ni sus programas.

Puede sonar paradójico que el gobierno chino por un lado limite el acceso a internet con su “Gran Firewall”, pero por otro promueva el desarrollo de software de código libre y abierto. No obstante, el beneficio para China está en la posibilidad de disponer de plataformas autónomas que, por un lado, aseguren la independencia digital de China a través de la inversión en investigación y desarrollo que alimente la innovación en software, aplicaciones y procesos que le permitan a Beijing convertirse en un centro de desarrollo digital. Aún más, la adopción y promoción de software libre, abierto y gratuito permitirá un importante ahorro en licencias de uso del Sistema Operativo (Microsoft Windows, por ejemplo) o de programas privativos necesarios para la administración pública, como Microsoft Office o un antivirus, que solo el año 2012 significó alrededor de 160 millones de dólares (más de un billón RMB). Como consecuencia, China podrá mostrarse como respetuosa de los derechos de propiedad intelectual y un gobierno ahorrativo, desterrando el uso de software pirata o liberándose del costo de licencias en la estructura pública.

Beijing está tomando la ruta que muchos países del mundo ya han trazado. Para el caso latinoamericano, Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina han hecho esfuerzos que han reunido al Estado con las comunidades Open Source en la promoción e innovación digital libre, abierta y gratuita. Estas iniciativas empoderan directamente a los usuarios, poniendo en sus manos la libertad y oportunidad de mejorar, compartir o simplemente recibir soluciones digitales en un amplio espectro. El Software Libre cada vez gana más espacio y el llamado de China por crear nuevos sistemas operativos Open Source, tanto móviles como de escritorio y cloud, permitirá desarrollar y perfeccionar tanto el software y la comunidad como la educación digital de viejas y nuevas generaciones.

Pablo Ampuero Ruiz es Licenciado en Historia con mención en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile).

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